Se viene la segunda edición de El Estado posnacional. Más allá de kirchnerismo y antikirchnerismo. Es una edición recargada con colaboraciones de amigos de varios puntos del globo y movimientos de varias cuestiones sociales. Aquí compartimos la segunda colaboración del Mercado Solidario de Rosario que relata su secuencia de experimentación de otras formas de economía.
Sobre Más allá de kirchnerismo y antikirchnerismo
por
Stella Maris Orzuza, socia productora del MS
"somos antisistema porque el
Estado es antinosotros"
El
libro de Pablo Hupert es un capital muy preciado para nuestra experiencia
porque reivindica el sentido político del 2001, en su carácter productor e
instituyente. Hupert realiza un desarrollo histórico que muestra determinantes
de distinto orden (económico, sociales, políticos) que propiciaron que 2001
pudiera ser el germen para muchas nuevas historias, que tienen en particular la
potencia de lo colectivo a distancia del Estado y del Mercado.
Se
podría haber escrito una historia en que nos hubiéramos ido quedando cada vez
más solos frente a un Estado cada vez más pequeño y retraído, y un Mercado que
solo exalta individualidades. Sin embargo, eso no fue lo que sucedió. Nos
permitimos, en vez de ello, recostarnos unos sobre otros, buscar formas
ingeniosas, encontrarnos, tomar conciencia de que lo que hacíamos
cotidianamente, en nuestras familias, con nuestros amigos, ayudándonos a
resolver las necesidades de la cotidianeidad, podía extenderse. Nos permitimos
romper los límites de las familias y los pequeños círculos de amigos, aunque su
potencialidad emergiera de allí. Nos permitimos constituirnos en sujetos
políticos y definir políticas. Supimos que podíamos resolver el trabajo, la
vivienda, el cuidado; corrimos el límite de lo posible. Descubrimos que
podíamos encontrar en los otros esa potencia que solos no tenemos, que solo
tenemos en el encuentro con otros. Desdibujamos los límites de lo público y lo
privado, creando nuevos espacios públicos, en general reduciendo lo privado,
pero descubriendo que, en la solidaridad del compañero/a, que tiene el mismo
problema que yo, era posible encontrar un aliado. Y así encaramos luchas, nos
animamos a decir otra cosa que lo que se decía, a inventar organizaciones,
sentimientos, prácticas. Ahora somos organizaciones que disputamos la tierra a
Monsanto, que reivindicamos las luchas campesinas e indígenas, que construimos
nuestras propias historias y les disputamos sentidos a los historiadores. Que
buscamos y encontramos lo que tienen en común nuestras luchas. Nos animamos a
inventar lo que no existía. Descubrimos nuestro carácter creador, y ya no lo
abandonamos. Y nos seguimos multiplicando, en muchos nuevos nosotros. Ese es el
carácter instituyente y productor de 2001, como tan bien logra retratarlo este
libro.
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